Contenidos
Por años he visto compañeros y estudiantes de diversas carreras llegar a una instancia de examen final con una fuerte carga de ansiedad que termina jugándoles en contra, no porque no sepan del tema que ya tienen muy bien estudiado con semanas de anticipación sino porque no confían en sí mismos, en su potencial, en aquello que han construido durante cada clase y en el propio influjo de sus emociones que son naturales pero que en ese momento terminan provocando una “implosión cognitiva”.
El momento del examen final como vivencia de estrés
El examen siempre es un momento estresante que se transita de diferentes modos para cada persona, en parte debido a que las historias de aprendizaje de cada uno de nosotros varían y se vienen construyendo allá lejos en el tiempo, cuando ingresamos al jardín de infantes.
A la mayoría de las personas un examen los pone en situación de lucha o huida. Este es el principio fundamental por el que el cerebro más primitivo, el reptiliano, procesa los estímulos del medio, que son percibidos como angustiantes.
Hay chiques que literalmente salen corriendo de las mesas de exámenes, los abandonan, se largan a llorar o corren al baño. Esto es solo un gran y penoso ejemplo del legado de un sistema educativo que nos hace temer al desaprobado y nos obliga a sentirnos con culpa y sintomatizar en el cuerpo aquello que nos dijeron que debíamos lograr a toda costa, incluso, si ese costo es la salud misma.
Como estudiante universitario debes saber que ahora te toca hacer conciente tu propia historia de aprendizaje y empezar a darle un nuevo sentido a las emociones que te generan estar en una situación de examen.
¿Qué sentís cuando rendís?
Esta es una pregunta simple… que nadie nos hace.
Reconocer como nos sentimos frente a una estación es el primer paso para empezar a darle lugar a otros sentires, no enquistarnos en aquello que por ser innombrable nos encasilla y perturba.
Dale nombre a lo que sentís, es miedo?, es adrenalina?, es alegría?, es estrés? Qué es?
Autoestima personal
La autoestima es un elemento clave para aprobar exámenes finales, para pedirle el número al chico/a que te gusta, para decirle no a algo que no te gusta o para lograr una mejor comunicación intrapersonal.
Uno de los grandes deberes que tenés que ponerte a hacer antes de afrontar una situación nueva con todo tu cuerpo y tu mente (porque rendir exámenes no es solo poner en juego el saber sino el cuerpo también) es poder darte el permiso de preguntarte: ¿Confío en mí mismo?
No le tengas miedo a la respuesta, empezá a trabajar en eso desde ahora.
La automotivación va a fallar en tanto no reconozcas una respuesta sincera a esa pregunta y empieces a trabajar sobre ello. Más autoestima y menos autobombo artificial…
El saber es poder
Como dije, las situaciones de exámenes no se tratan solo de situaciones donde ponemos nuestra inteligencia y nuestra cognición en juego. Pensar eso es un error. Lo que se pone en juego es todo tu ser, lo que sentís y lo que pensás, la seguridad con la que te expresás y que se deja entrever en tu postura corporal, el tono de tu voz, la forma en la que mirás a tus profesores y el modo distendido o ansioso en que te expresas.
Sin embargo, si estudiaste, si cursaste, si aprobaste los exámenes y llegaste hasta esa instancia no fue por casualidad, date el mérito de reconocerte capaz y poseedor de un saber que te puso justo en ese lugar, en ese momento.
No te eches para atrás ni pienses que no sabés porque te olvidaste un concepto. No dudes de vos cuando vos sabes las horas que invertiste estudiando para dar ese examen. Date el permiso de hacer pausas si las necesitás pero no de rendirte a la primera. Tu saber es tu poder.
Una estrategia de sueño eficiente
Otra forma que no siempre es considerada como un elemento clave para rendir exámenes de la mejor manera, es tener una noche de sueño previa en donde al día siguiente nos sintamos descansados.
No se puede estudiar por muchas horas sin descanso y luego pretender dar lo mejor de nosotros en una mesa de examen final. El cerebro no funciona así, nuestra atención tiene un rango muy limitado de tiempo que podemos invertir por día (4 horas o menos en total) y si a eso le sumamos que no dormimos bien o que no comemos bien, el cansancio se convierte en un elemento nocivo para tus objetivos que no hace más que acrecentar la ansiedad.
No dejar todo para último momento
Muchos estudiantes se ponen ansiosos una semana antes del examen porque no alcanzan a estudiar de la forma ideal que pretendían al inicio de la temporada de exámenes. Ese ideal de estudiantes que todos tenemos en nuestra imaginación es un elemento ansiógeno que a veces termina por socavar nuestra autoestima en un mar de culpas.
No nos enfoquemos en lo que podríamos haber echo sino en lo que debemos hacer.
Para evitar sentirnos culpables por no estar mejor organizados o no haber estudiado todo lo que debíamos, es mejor NO DEJAR TODO PARA ULTIMO MOMENTO…
El año tiene 365 días, que haces en los días que no cursas?
Te recomiendo que uses los otros días para ORGANIZARTE.
Enfrentar al examen como una instancia de aprendizaje
Otra forma para prepararnos emocional y psicológicamente para una instancia de exámenes finales es entender que muchas veces vamos a desaprobar. Si, vas a desaprobar. No porque seas un idiota o algo así, sino porque los profesores a veces están más exigentes de lo normal o más cansados o si, ellos si suelen comportarse como idiotas.
Es normal que desaprobemos exámenes finales y por eso debes mentalizarte en que cuando te presentas a una mesa te estas volviendo un experto cada vez más incisivo en ese tema que toca esa materia que tanto te cuesta o en la que estás volviendo a presentarte.
Tomate los exámenes como instancias de aprendizaje. Eso va a hacer que no sientas en absoluto que estas fracasando ni tampoco va a cargarte de culpas que no tenés si sabés que estudiaste y que diste lo mejor.
Reprobar no es el final del mundo
Hay muchas otras cosas malas sucediendo en el mundo y créeme que lo que te pase el día del examen es lo menos malo de todo lo posible que te pueda llegar a suceder en la vida. Estás aprendiendo y reprobar exámenes es parte de hacer una carrera como especialista en algo. El mundo no se va a terminar ese día, ni ese año, ni ese mes. Luche y vuelva, decía un viejo lema político, esa debe ser tu forma de ver la vida y los exámenes.
Hay que poner las cosas en perspectiva y entender que un examen es una instancia de aprendizaje académico, ni más, ni menos.
Y como diría Thirty Seconds to Mars, esto nos “lleva más cerca del extremo”, claro, si no sabemos manejarlo.
Por eso auto observarte, con tus emociones positivas y negativas a la hora de dar examen, es una maravillosa forma de entender mejor como te estás parando frente al mundo y frente a lo que vas sintiendo…





