Introducción

La pandemia de la COVID-19 ha generado un impacto significativo en la educación a nivel mundial. Los estudiantes, docentes y sistemas educativos se han enfrentado a grandes desafíos y cambios en la forma de enseñar y aprender. En este contexto, la evaluación educativa ha cobrado especial relevancia, siendo un tema de reflexión y análisis por parte de expertos en el campo de la educación.

Rebeca Anijovich, directora del profesorado universitario en la Universidad de San Andrés en Argentina, ha realizado importantes contribuciones en el área de evaluación y saberes. En una entrevista, Anijovich comparte sus reflexiones sobre la evaluación y los aprendizajes surgidos desde la pandemia, destacando la importancia de la evaluación formativa y los retos y oportunidades que enfrenta la evaluación educativa en la actualidad.

Reflexiones de Rebeca Anijovich sobre la evaluación y los saberes

Rebeca Anijovich es reconocida por su análisis sobre la evaluación en su función formativa, la cual ha abierto la mente de muchos miembros de la comunidad educativa para repensar el sistema de evaluación. Anijovich sostiene que la evaluación es siempre importante, ya que permite diagnosticar qué y cómo están aprendiendo los estudiantes y orientar las futuras acciones. Sin embargo, también considera que la evaluación debe ser una oportunidad para que los estudiantes pongan en juego sus saberes, visibilicen sus logros y aprendan a reconocer sus debilidades y fortalezas como estudiantes.

De acuerdo con Brookhart (2013), la evaluación formativa implica ir formando mientras se aprende y proveer información que contribuye a que el estudiante avance. La idea más provocadora de esta perspectiva es que la evaluación tiene que ser formativa tanto para los estudiantes como para los profesores, permitiéndoles reorientar la enseñanza al mirar las producciones y desempeños de los estudiantes.

Aprendizajes de los estudiantes durante la crisis de la COVID-19

Anijovich reconoce que, si bien no es posible generalizar, debido a las brechas existentes en el acceso a la conectividad, dispositivos tecnológicos y contextos sociales y económicos desfavorables, se pueden identificar algunos aprendizajes de los estudiantes durante la crisis de la COVID-19.

Algunos estudiantes han aprendido a realizar tareas de colaboración en el hogar, a desarrollar autonomía para abordar y resolver las tareas escolares, a utilizar tutoriales para resolver tareas escolares y otras de interés fuera de la escuela, y a abordar tareas de forma autónoma, gestionando su tiempo y recursos de manera más independiente.

Además, muchos estudiantes han tenido que adaptarse a nuevas plataformas y herramientas tecnológicas para el aprendizaje en línea, lo que ha mejorado sus habilidades digitales y su capacidad para utilizar recursos digitales de manera efectiva. Sin embargo, también se han enfrentado a desafíos como la falta de contacto social con sus pares y la dificultad para mantener la motivación y la concentración en un entorno de aprendizaje virtual.

La importancia de la evaluación formativa

Anijovich destaca la importancia de la evaluación formativa como una herramienta fundamental para el proceso de enseñanza-aprendizaje. La evaluación formativa permite obtener información sobre el progreso de los estudiantes en tiempo real, identificar sus necesidades y dificultades, y ajustar la enseñanza en consecuencia.

Es una oportunidad para que los estudiantes reflexionen sobre su propio aprendizaje, identifiquen sus logros y áreas de mejora, y participen activamente en su proceso de formación. Además, la evaluación formativa promueve la retroalimentación constructiva, lo que contribuye a mejorar la calidad del aprendizaje y a desarrollar la autorregulación y metacognición de los estudiantes.

Objetivos del aprendizaje en tiempos de pandemia

En el contexto de la pandemia, Anijovich destaca la importancia de replantear los objetivos del aprendizaje. Es necesario tener en cuenta que los estudiantes han enfrentado desafíos y limitaciones en su proceso de formación durante este periodo, por lo que es fundamental ajustar las expectativas y considerar el aprendizaje en un contexto no óptimo.

En lugar de centrarse exclusivamente en la cobertura de contenidos, es necesario considerar objetivos más amplios, como el desarrollo de habilidades socioemocionales, la adaptación a nuevos entornos de aprendizaje, la autonomía y autorregulación del aprendizaje, y la capacidad de aprender a aprender.

Cómo conocer los objetivos del aprendizaje en momentos de aprendizaje no óptimo

Anijovich propone la utilización de diferentes estrategias para conocer los objetivos del aprendizaje en momentos de aprendizaje no óptimo. Una de las estrategias es la observación atenta y sistemática de las producciones y desempeños de los estudiantes, permitiéndoles mostrar lo que saben y pueden hacer en diferentes contextos y situaciones.

Otra estrategia es la utilización de herramientas de autoevaluación y coevaluación, que promueven la reflexión metacognitiva y el reconocimiento de logros y áreas de mejora. Además, la retroalimentación de los docentes y la participación activa de los estudiantes en la evaluación del proceso de enseñanza-aprendizaje son también herramientas valiosas para conocer los objetivos del aprendizaje en momentos de aprendizaje no óptimo.

Consideraciones para la evaluación por parte de los docentes en la actualidad

Anijovich destaca algunas consideraciones importantes para la evaluación por parte de los docentes en la actualidad. En primer lugar, es fundamental tener en cuenta el contexto y las limitaciones de los estudiantes en el proceso de evaluación.

Es necesario ser flexible y adaptar las estrategias y herramientas de evaluación a las necesidades y recursos de los estudiantes, considerando sus circunstancias y contextos individuales. Además, se debe priorizar la retroalimentación constructiva y orientada al desarrollo del aprendizaje, en lugar de la evaluación punitiva o centrada únicamente en la calificación.

En segundo lugar, es importante considerar la diversidad de formas de evaluación, más allá de los tradicionales exámenes escritos. La evaluación puede realizarse a través de proyectos, presentaciones, trabajos colaborativos, debates, entre otros, que permitan a los estudiantes mostrar su comprensión de los contenidos de manera más auténtica y contextualizada.

En tercer lugar, es necesario promover la participación activa de los estudiantes en su propio proceso de evaluación. Esto implica que los estudiantes sean conscientes de los criterios de evaluación, se involucren en la autoevaluación y coevaluación, y participen en la definición de los objetivos de aprendizaje y en la identificación de estrategias para su mejora.

La evaluación formativa, la adaptación de objetivos de aprendizaje, el uso de diferentes estrategias de evaluación y la participación activa de los estudiantes son elementos clave en el proceso de evaluación en tiempos de pandemia.

Es fundamental considerar el contexto y las necesidades individuales de los estudiantes, y promover una evaluación orientada al desarrollo del aprendizaje y a la mejora continua de la formación.

Descargar Libro La evaluación como oportnidad de Rebeca Anijovich y Graciela Cappelletti – Editorial Paidós

 

La obra «La evaluación como oportunidad», escrita por Rebeca Anijovich y Graciela Cappelletti, consta de seis capítulos que abordan diferentes aspectos relacionados con la evaluación en el ámbito educativo.

En esta obra, las autoras comparten conocimientos y experiencias a través de diálogos y voces de docentes e investigadores, abordando tanto los problemas de la evaluación en el trabajo en las aulas y el acompañamiento a escuelas y docentes, como los aportes que brindan las investigaciones y los especialistas.

En la introducción, las autoras argumentan que, durante su trabajo de acompañamiento y formación de docentes en distintos niveles del sistema educativo, han recuperado las nociones que los profesores reconocen al aproximarse al tema de la evaluación de los aprendizajes, las cuales problematizan a lo largo de su libro.

Adicionalmente, expresan que la evaluación se entrama necesariamente con la enseñanza y el currículum, ya que en las decisiones que se adoptan están presentes las concepciones sobre qué y cómo enseñar.

El primer capítulo, titulado «La evaluación en el escenario educativo», aborda las relaciones entre enseñar, aprender y evaluar, y plantea el problema de la calificación como inherente a la evaluación de los aprendizajes en el marco del sistema educativo.

Las autoras consideran de suma importancia analizar el lugar privilegiado que ocupa la evaluación y, al mismo tiempo, observar que se constituye en el componente de los sistemas educativos que ofrece mayor resistencia a los cambios.

En este sentido, las autoras proponen alternativas para ir más allá de la calificación y acompañar a los estudiantes y sus aprendizajes con una variedad de actividades desde nuevos formatos que resulten significativos. En su obra, destacan la función pedagógica de la evaluación y la diferencian de la función de certificación que se ha constituido en el sentido de la evaluación.

Señalan, a modo de reflexión, que «no se trata, o no solo se trata, de acreditar conocimientos, sino también de promover la toma de conciencia de los estudiantes sobre su propio aprendizaje».

Las autoras plantean la evaluación como una oportunidad, cuyo propósito es que los alumnos pongan en juego sus saberes, visibilicen sus logros y aprendan a reconocer sus errores.